domingo

Autopsia antes de enterrar

Fascinada estoy ante su forma, ante su volumetría, su textura, ante su singularidad sobre el tejido urbano y excepcional situación en la ciudad de Almería.




El nuevo cargadero de mineral fue construido en los años 70, formando parte de la explotación de las minas de hierro de los llanos de la Calahorra desde principios del siglo XX hasta 1996. La empresa fundadora fue la sociedad escocesa William Baird, que fue sustituida por la Compañía Andaluza de Minas (C.A.M.) en la explotación de estas instalaciones.

"Los trenes cargados de mineral, cruzaban por encima de la Avenida Cabo de Gata, y muchos almerienses retenemos en nuestras retinas la imagen característica de las míticas locomotoras Alco 1300 en su clásica decoración verde y amarilla. Las molestias provocadas por el polvo de mineral en el barrio de Ciudad Jardín provocaron que a mediados de los años 70 se acometiera la construcción de un gigantesco silo de forma característica, similar a la de una popular chocolatina, que le dio el sobrenombre de Toblerone."



Así recuerda la web www.patrimonioandaluz.com cómo la actividad de esta industria venía ligada a la ciudad como un componente más de ella. De esta manera, el gran y moderno silo aliviaba la ciudad de un ramal de vía férrea desde la Estación de Almería hasta el cargadero y se unía subterráneamente con el Cable Francés.

Aunque parezca ilógico y cueste creerlo, el Ayuntamiento de Almería ha decidido que este edificio escultórico que narra la historia de la ciudad sea demolido para ocupar su sitio viviendas de VPO. El plan especial, maquillado con "viviendas sociales", no será más que tráfico de suelo urbanizable legalmente. Parece mentira que la noticia sea de enero de este año, bien entraditos en crisis y hartos de escuchar el origen, de que nos martiricen con el fallo que ha cometido España y que sigamos por el camino fácil y absurdo de seguir creando vacío.

El alto precio de este enorme "solar" es la causa, de situación privilegiada en la ciudad a pocos metros del mar. Algunos lo ven como motor de avance en la ciudad, renovación de ese "muerto" y desmantelamiento de las vías para crear zonas de recreo. Que exista un cuerpo yacente en medio de la ciudad no es el problema. El problema es del que no sabe qué hacer con él y lo mantiene décadas sin uso y acumulando polvo. Aun queda vida en esa estructura porque su forma y singularidad no pueden desaparecer, no podemos borrar las huellas del pasado ni olvidar que hemos avanzado renovando el uso del edificio por otro que no contamine su alrededor y cree un nuevo punto de convergencia y liberación del entramado de bloques de viviendas. Lo que sí es bien cierto es que el espacio de las vías debe conformar un colchón verde que rodee al edificio y lo dote de belleza e importancia porque, al fin y al cabo, la ciudad va creciendo hacia afuera pero también debe apropiarse de los espacios que quedan dentro dotándolos de nuevos usos y creando una conexión que conforme una única ciudad bien organizada.

 

Con la demolición de este edificio se perderá la silueta y símbolo más reconocible de la ciudad, borrando parte de su identidad y dejando en la duda el desastroso futuro que le acontecerá. ¿Pero que habría pasado si se hubiese planteado otro futuro para él?
En la BEAU XI se presentó un proyecto en el que se transformaba la nave industrial en un centro de convenciones en pleno corazón de la capital almeriense. 


Los técnicos afirmaban que “el proyecto nace como una reacción ante tal desacertada decisión. El reciclaje y la reactivación de la nave daría respuesta a un conjunto urbano hoy obsoleto. Reinventando un nuevo ciclo cultural y social del Toblerone ayudamos a tomar conciencia de la importancia y riqueza del patrimonio industrial, promoviendo así el importante papel que la industrialización ha jugado en la evolución de la arquitectura contemporánea y el urbanismo en Almería”. "Este proyecto contempla la creación de nueve salas de diferentes tamaños, un espacio intersticial polivalente entre las salas de ambos niveles, multifunctional y polivalente” en el que “jugando con piezas multiusos y compactado los servicios, creamos espacios cambiantes cuya característica más determinante es la versatilidad y la flexibilidad dando distintas respuestas a una misma solicitación”. Se trata de células en movimiento que posibilitan el funcionamiento interior de la nueva máquina.



Se ven rayos de luz entre tanta sombra. Podríamos llegar a operaciones como la del High Line en Nueva York pero primero hay que hacer ver a la población que existen un sinfín de opciones alternativas a la que parece ser la única de enterrar el muerto e ir olvidando cómo era la ciudad cuando existió, llena de humos de trenes y minerales. Para ello, la plataforma Salvemos el Toblerone encargó un informe técnico técnico sobre el valor patrimonial del enclave que sorprendentemente aun no tenía.


Tan fascinada me quedé al ver su silueta como entristecida al conocer su programado futuro. 
Que no descanse en paz.



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